Dolantina: la droga a la que Marcial Maciel era adicto

¿Qué es la dolantina,la droga a la que era adicto Marcial Maciel?

¿Qué es la Dolantina y cómo la usaba Marcial Maciel? Una historia de abuso, poder y silencio institucional.

La dolantina, la droga que consumía Marcial Maciel, vuelve a ser tema de conversación tras el estreno de la serie documental ‘Marcial Maciel: El Lobo de Dios en HBO Max.  

Esta producción no solo revive los abusos sexuales cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo, también expone cómo obtenía el dinero para financiar sus lujos y, por su puesto, su adicción a este potente opioide derivado de la morfina. 

Foto: Pexels

El estreno de la docuserie ha removido las aguas más turbias de la Iglesia católica. Con testimonios de víctimas, documentos desclasificados del Vaticano y una intensa investigación, ‘El Lobo de Dios’ revela cómo Marcial Maciel utilizó la petidina como parte de su vida secreta, y cómo esta adicción se entrelazó con sus crímenes. 

Según los archivos desclasificados del Vaticano, desde la década de 1950 ya existían reportes sobre su dependencia a la Dolantina y sobre los abusos que cometía. Sin embargo, el encubrimiento institucional fue tan profundo que las sanciones se pospusieron durante décadas. 

Esta sustancia es un analgésico sintético de uso médico reservado para casos de dolor agudo. Su administración requiere supervisión médica muy estricta, ya que su consumo desmedido provoca dependencia física y psicológica.  

En el caso de Marcial Maciel, este opioide fue una de las herramientas que el clérigo usó para perpetuar sus manipulaciones y abusos. 

El documental cuenta cómo el sacerdote pedía a menores que le compraran el medicamento, especialmente durante su estancia en Roma, Italia. Bajo sus efectos, habría cometido múltiples agresiones, lo que convierte a la petidina en un elemento clave dentro de su patrón de abuso. 

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Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo, utilizaba a los seminaristas más jóvenes como intermediarios para obtener la droga en Roma.  

Estos adolescentes, sin plena conciencia de la gravedad del encargo, eran enviados a farmacias con recetas que, según testigos, excedían ampliamente las dosis habituales. En varios establecimientos ya lo identificaban, y al ver llegar a un menor con ese tipo de prescripción, sabían de inmediato que era para él. 

La situación se tornaba aún más irregular cuando no se conseguían recetas válidas. En esos casos, los seminaristas acudían a médicos bastante permisivos o a farmacias dispuestas a vender el medicamento sin los controles necesarios.  

La dependencia de Maciel era tan severa que, en momentos críticos, requería atención hospitalaria urgente.  

Estos ‘favores’ colocaron a los jóvenes en una posición de complicidad forzada, atrapados en una dinámica que superaba por completo su entendimiento. 

Durante una ceremonia religiosa en España, José Barba, exseminarista y posteriormente denunciante de Marcial Maciel, presenció un momento revelador. Al levantar una imagen para entronizarla, la camisa del sacerdote se deslizó, dejando al descubierto varias marcas en su piel. Una mujer cercana lo reprendió discretamente, pero Maciel justificó las señales con una explicación mística: “Tengo que hacer esto para llevar a cabo la obra de Dios”, dijo, refiriéndose a los pinchazos en su cuerpo. 

En ese instante, Barba no sospechó nada fuera de lo común. Incluso compartió el episodio con su madre, quien inmediatamente dudo y comenzó a cuestionarse: “¿Qué se inyectará el padre?”.  

Esa simple pregunta fue el punto de partida para cuestionar las supuestas “terapias” que Maciel utilizaba, y que más tarde se sabría incluían el uso de este potente derivado de la morfina. 

Fundador de los Legionarios de Cristo en 1941, Maciel construyó una red de poder que alcanzó las más altas esferas del Vaticano.  

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Los documentos revelan que el papa Pío XII consideró expulsarlo del sacerdocio por sus conductas inmorales y su adicción a la petidina. Sin embargo, su muerte en 1958 permitió que los aliados de Maciel bloquearan cualquier penalización. 

Durante décadas, los testimonios de las víctimas fueron ignorados. La serie de HBO Max muestra cómo cardenales y papas protegieron a Maciel, porque lo consideraban un activo valioso para la Iglesia.  

La serie ‘Marcial Maciel: El Lobo de Dios’ consta de cuatro episodios. Los tres primeros ya están disponibles en HBO Max y presentan testimonios desgarradores de exmiembros de los Legionarios de Cristo. Además, se exploran los mecanismos de poder que permitieron que Maciel mantuviera su impunidad. 

Cada capítulo profundiza en aspectos distintos: desde la adicción de Marcial Maciel, como conseguía las donaciones, hasta los abusos sexuales encubiertos por el Vaticano. 

Tras su retiro en 2006 y su muerte en 2008, Marcial Maciel dejó una herencia de dolor y vergüenza. Aunque nunca enfrentó un juicio penal, su figura se convirtió en símbolo de corrupción eclesiástica. Los Legionarios de Cristo pidieron disculpas públicas, retiraron su imagen de todos los recintos y trataron de borrar su legado. 

Sin embargo, los testimonios de las víctimas y los documentos desclasificados siguen hablando. La adicción de Marcial Maciel a la petidina no fue solo un problema médico, sino una pieza clave en el entramado de abusos y encubrimientos que marcaron a generaciones. 

Ale G
Ale G

Soy una apasionada del entretenimiento: series, películas, programas y realities. Me encanta explorar plataformas de streaming y contarte lo que pasa en ellas.

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